Ben Hur (Pelicula 1959)

"¡La mayor historia jamás contada en la pantalla!". "¡Una experiencia de entretenimiento única en la vida!". 'Ben-Hur' (1959) se vendió como la película más épica de todos los tiempos, y el público quiso comprobarlo: el éxito fue tan rotundo que a día de hoy, tras ajustar la inflación, sería el 14º film más taquillero de la historia. El triunfo fue absoluto cuando, además, se alzó con 11 Óscar.







William Wyler aceptó dirigir el remake de 'Ben-Hur' que le ofreció el productor Sam Zimbalist (fallecido durante el rodaje) pero pidió revisar el guion. Maxwell Anderson lo reescribió y Christopher Fry y Gore Vidalretocaron escenas y diálogos. Pese a ello, el sindicato de guionistas decidió que el único acreditado por el libreto sería Tunberg, provocando el enfado de Wyler y la filtración de la historia a la prensa. Tras lo cual, las opciones de Óscar para Tunberg eran casi nulas.







Imagina el impacto al ver la obra maestra de Wyler en pantalla grande. Miles de extras, 300 sets, incluyendo el decorado más grande jamás construido hasta la fecha (el "circo" donde tiene lugar la carrera de cuádrigas), filmada con unas nuevas cámaras (MGM Camera 65, más tarde Ultra Panavision 70) cuyo objetivo era ofrecer el espectáculo más grande, impresionante y realista nunca visto; el público pagaba la entrada para experimentar aventuras de la forma más intensa hasta entonces.







El núcleo es una tragedia: una amistad rota por las circunstancias que desemboca en una traición y una búsqueda de venganza. A partir de ahí hay una jugosa suma de ingredientes y unos protagonistas complejos cuyas acciones son el resultado de conflictos internos; en el caso de Messala (Stephen Boyd), es un romano ambicioso que ha alcanzado una posición de poder y cuando se reencuentra con Judah Ben-Hur (Charlton Heston) descubre que su viejo amigo es ahora un enemigo de todo lo que defiende.







La figura de Cristo y la religión aportan una nueva capa a la película, que no se limita a una historia de venganza: es también un relato de redención y perdón. Aquí encontramos otro de los grandes conflictos con los que lucha Judah, que reniega de Dios y de su propia humanidad por la violencia que ha afectado a su vida. A lo largo del último tramo de la historia vemos cómo el héroe evoluciona y recupera lo que había perdido también desde un punto de vista espiritual.








Uno de los mayores aciertos de Wyler es el retrato de Jesucristo, realizado con elegancia e ingenio; nunca vemos su rostro ni oímos su voz, una decisión que aporta fuerza al personaje y que permite que cada espectador complete la imagen del hijo de Dios. La adaptación de pasajes bíblicos, que podrían romper la magia de la historia para el público ateo, ofrece escenas tan potentes y hermosas que logran llegar al corazón (aunque sea por otros motivos). Robert L. Surtees es responsable de la maravillosa fotografía, con esos claroscuros tan expresivos en algunos instantes.






Asociada a la Semana Santa como relato de tintes religiosos, además de un gran drama épico, 'Ben-Hur' es la película definitiva para estas fechas porque tiene todo lo que se le puede pedir: posee el gancho de la historia bíblica para emocionar al creyente, pero no excluye al ateo que no quiere que le fuercen el discurso religioso. Cada uno la experimentará de un modo diferente, si bien todo el mundo puede disfrutar del espectáculo, el drama y la belleza de sus imágenes. Además, en días festivos es el mejor momento para verla (o revisarla) porque no es precisamente corta.


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